Una de las grandes decisiones a la que se tiene que enfrentar todo usuario de dispositivo móvil es si actualizar o no el sistema operativo a la última versión disponible.

Una decisión que no es, ni mucho menos, baladí; sobre todo si se trata de terminales antiguos que no están preparados totalmente para explotar las posibilidades que ofrece la nueva actualización.

Un reciente estudio analizaba la posibilidad de que Apple estuviera apostando por la obsolescencia programada al mostrar cómo las búsquedas realizadas en Google del término 'iPhone lento' se incrementaban enormemente al lanzarse un nuevo terminal de la marca californiana.

La razón apuntaba, directamente, al sistema operativo, ya que las nuevas versiones de iOS no rinden tan bien en los smartphones más antiguos.

¿Qué pasa si no actualizo?
Ante este panorama, es normal que muchos usuarios, especialmente de iOS, se planteen el no actualizar su teléfono móvil. Pero antes de tomar esa decisión conviene tener en cuenta qué podríamos dejarnos en el camino.

Porque más allá del lavado de cara en el plano estético, las actualizaciones de software suelen venir acompañadas de nuevas herramientas y funciones con las que explotar nuestro terminal.

Por otra parte, tarde o temprano nuestras aplicaciones, desde WhatsApp hasta Spotify, pedirán ser actualizadas a una nueva versión. Sin embargo, éstas pueden ser sólo compatibles con las versiones más avanzadas del sistema operativo, por lo que tendríamos que conformarnos con la edición antigua de la app de turno.

Desde el punto de vista de la seguridad, aquí sí que encontramos una poderosa razón para descargar la última versión del sistema operativo (o de cualquier aplicación si se da el caso), porque más allá de las mejoras, los expertos en seguridad virtual coinciden en que para evitar posibles ataques y vulnerabilidades conviene tener el dispositivo totalmente a punto. Y eso, cómo no, incluye tener todas las actualizaciones al día.