Es fácil dejarse llevar por el éxito de aplicaciones como Spotify, Candy Crush o Facebook, pero a la hora de decidir lanzar una app propia hay que ser consciente de que se va abordar un proceso que variará significativamente en función de nuestras necesidades y medios y que, en cualquier caso, no surgirá por arte de magia.

Cuando se es una gran empresa, acometer cualquier proyecto es, al menos desde el punto de vista económico, relativamente sencillo. Existen incluso herramientas que nos ayudan a estimar el precio del desarrollo de una app nativa en función del número de plataformas, dispositivos, alcance, funcionalidades, etc. como es el caso de "howmuchtomakeanapp.com".

Pero dejando los costes a un lado, crear una aplicación móvil implica tener claros una serie de factores:

¿Qué tipo de aplicación busco?

Según la tecnología de desarrollo, podemos optar por apps nativas, web o híbridas. Ya en su momento os comentamos las ventajas del desarrollo de una aplicación nativa, que aunque implica un proceso más laborioso (y por extensión, costoso), ofrece múltiples ventajas que deben ser consideradas, ya que al estar creadas específicamente para un sistema operativo, permiten obtener una mejor experiencia de usuario, mayor velocidad de navegación o menor consumo de batería, entre otros aspectos positivos.

Una vez se ha tomado una decisión a ese respecto, conviene empezar a perfilar las funcionalidades que se desea incorporar a la aplicación. Evidentemente, cuantas más se incorporen, mayor será el desembolso a realizar.

¿Es necesario incorporar una base de datos? ¿Un sistema de compras? ¿Hay intención de ofrecer algún juego que aporte un valor añadido al usuario?

Para estimar el coste de una app hay que tener respuesta para estas y otras preguntas, y hasta que eso no se sepa, es imposible calcular el coste exacto del desarrollo de la aplicación, aunque este puede ir desde unos cuantos cientos de euros a varios miles en función de la complejidad y del trabajo que lleve.

Una vez la aplicación nativa está creada, hay que lanzarla en las diferentes tiendas virtuales o markets. Tomando como referencia Android e iOS, los sistemas operativos más extendidos, para subir una app a la App Store y Google play antes hay que darse de alta como desarrollador y pagar una cuota. En el caso de Google, es un único pago de 25 dólares, aunque en el de Apple es de 99 dólares anuales.

Por último, no hay que descuidar la promoción del producto. En un mercado tan saturado como el de las aplicaciones es vital no solo diferenciar la app desde su creación, sino también distinguirla del resto con una estrategia ASO y de comunicación adecuada.