Aunque su nombre pueda recordar a un ingrediente fundamental del buen desayuno inglés, los beacons son algo bien distinto. Estamos, sin ir más lejos, ante el principal baluarte del marketing de proximidad y un paso más allá en el geomargeting(la oferta de publicidad en función de la ubicación de los usuarios basada en GPS).

La traducción literal del inglés sería 'baliza', y esa es, a grandes rasgos, la función de estos pequeños dispositivos. Son emisores de señales de corto alcance (hasta 60 metros) que se conectan con los terminales a través de bluetooth de baja energía (BLE) que consume hasta 100 veces menos que el bluetooth tradicional y evita los tediosos emparejamientos.

Mediante la instalación de una aplicación nativa, el usuario que pase cerca de un comercio que cuente con esta tecnología podrá recibir notificaciones de distinto tipo programadas previamente en un CMS de gestión de beacons donde se configuran los mensajes a nivel de formato, número de impactos, franjas horarias, etc. Pongamos que se trata de una tienda de alimentación; el potencial cliente podría, por ejemplo, recibir un mensaje con recetas según la proximidad a una categoría dentro del establecimiento, recomendar productos complementarios,  así como llevar al usuario hasta su ubicación dentro del mismo.

De acuerdo con la plataforma de pagos digitales PayPal, los beacons suponen un avance con respecto a la tecnología NFC al ofrecer un mayor alcance, y cada vez más comercios en Estados Unidos están adoptándolos de cara a segmentar y conocer mejor a su audiencia, así como apostar por la innovación.

El objetivo final no es unicamente impulsar el consumo a través de la generación de tráfico o cross-selling, sino interactuar y hacer llegar contenidos segmentados para cada usuario de una forma más directa complementado con el envío de ofertas personalizadas. Un ejemplo más de que la tecnología móvil, bien aprovechada, potencia el engagement con el consumidor.